¿Qué es la verdad? ¿La verdad es relativa o absoluta? ¿Es vital? ¿Qué dice la Biblia?
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¿Qué es la verdad? Algunas preguntas son más importantes, y algunas otras son más controversiales.
Muchas personas hoy en día son escépticas de cualquiera que afirme conocer la Verdad con “V” mayúscula. Debido a esta atmósfera de desconfianza, algunas personas prefieren renunciar a la caza de la verdad en su totalidad, declarando un alto al fuego universal sobre las afirmaciones de la misma. Pero, ¿podremos realmente arreglárnosla sin la verdad?
El filósofo Roger Scruton ha sostenido, “Todo discurso y diálogo dependen del concepto de la verdad. Estar de acuerdo con otro, es aceptar la verdad de lo que dice; estar en desacuerdo es rechazarla.”1 En otras palabras, ni siquiera podemos hablarnos uno al otro sin la noción de la verdad. Decir que estoy mintiendo es presuponer que hay una verdad que se debe decir. Decir que estoy equivocado asume la existencia de una verdad de la que sale mi declaración.
Pero, ¿qué pasa si la verdad no es más que una convención conversacional? ¿Realmente queremos decir algo cuando decimos que algo es verdadero o falso?
En este ensayo, voy a explorar lo que dice la Biblia acerca de la pregunta “¿Qué es la verdad?” La Biblia enseña que existe tal cosa como la verdad—“verdad verdadera,” como lo dice el apologista cristiano Francis Schaeffer.2 Esta verdad está basada en el propio carácter y ser de Dios. Y saber la verdad trae plenitud, sanación, libertad, vida y alegría.
Pero antes de explorar la respuesta de la Biblia a la pregunta de la verdad, vamos a evaluar algunas respuestas contemporáneas comunes a la pregunta.
Cuatro Opiniones de la Verdad Hoy en Día
La verdad es un territorio disputado hoy en día, como siempre lo ha sido. Afirmar saber la verdad es afirmar saber lo que todos en todas partes deberían pensar. Dar una respuesta a una pregunta “verdadera” es dar a entender que al menos algunas otras respuestas son falsas. Y esto tarde o temprano siempre se hace personal. Si tienes razón, entonces alguien, en algún lugar está mal.
No es de extrañar que los ánimos puedan caldearse sobre una competencia de opiniones sobre la verdad. Peor aún, guerras enteras han sido motivadas—al menos en parte—por afirmaciones contrarias de la verdad.
El occidente del siglo XXI sufre de lo que se podría llamar “fatiga de la verdad.” Hemos atravesado una historia interminable de batallas debido a la verdad. Estamos cansados de pelear por ella. Y aún así, la gente no parece alejarse de la pregunta. Todo el mundo tiene una opinión sobre la verdad—incluso si la opinión es que no existe tal cosa.
La Verdad es lo que Funciona
Para algunas personas, esto significa que al final, la verdad realmente no importa. ¿Qué es lo que importa? Ya sea que podamos o no saber lo que realmente está “allá afuera.” Mientras hagas lo que te hace feliz y dejes a otros hacer lo mismo, ¿qué importa la verdad?
Desde este punto de vista, si la creencia de que algo es verdad parece una ayuda útil para vivir una vida feliz, entonces no hace ningún daño creerla—siempre y cuando no intentes hacer a otros que lo crean, también.
La visión de que “la verdad es lo que funciona” es básicamente una indiferencia a la cuestión de la verdad. Existen variaciones mucho más sofisticadas de esta posición.3 Sin embargo para la mayoría de la gente hoy en día, una actitud pragmática hacia la verdad no es tanto una convicción filosófica como una conveniencia práctica. Con tantas afirmaciones contrapuestas de la verdad allá afuera, ¿no sería más sencillo ir con la corriente? ¿Si no se puede estar de acuerdo acerca de la verdad, qué tan importante puede ser entonces?
La Verdad es lo que Tú Haces que sea Verdad
Esto es similar a la primera opinión pero más radical. Desde esta perspectiva, todos construimos nuestras propias verdades, y la palabra “verdad” en sí misma es sólo un referente. En otras palabras, la verdad en realidad no es algo que está “allá afuera.”
Algunas veces la gente sostiene este punto de vista porque ven el idioma como una jaula de cristal: Se ve transparente, pero realmente estamos atrapados dentro de ella. Si todos nuestros pensamientos sobre el mundo son mediados a través del lenguaje, no podremos sobrepasar el idioma para lo que realmente está allá afuera. “La verdad” es sólo una palabra que utilizamos para describir el juego del lenguaje que usamos cuando hablamos sobre el mundo.
Otros señalan que lo que pensamos sobre el mundo es, en gran medida, determinado por la sociedad que habitamos. Nuestra visión del mundo sirve para permitir interacciones sociales coherentes. La “verdad” o “realidad” es simplemente una construcción social, una empresa imaginativa compartida que permite vivir juntos pacíficamente. Por lo tanto, la verdad no es necesariamente lo que un individuo la hace, sino lo que una sociedad la hace.
A un nivel más popular, la gente tiende a tratar la verdad como propiedad privada. Tengo mi propia verdad de la misma manera que tengo mi propio auto. Pero lo más importante, la verdad de otros es inviolable. La única verdad universal es que siempre está mal decir que la verdad de otra persona no es verdad. Dentro de esta visión, la verdad es algo bueno, aunque sólo sea una construcción social.
La Verdad es lo que nos dice la Ciencia
Una tercera postura común hoy en día es que la verdad es lo que la ciencia nos dice. Mira cuán lejos han llegado los seres humanos en la comprensión del mundo, dice este argumento. Podemos escalar montañas, volar alrededor del mundo y cartografiar rincones distantes del cosmos. Nosotros podemos clonar animales, curar enfermedades, construir robots microscópicos, enviar información a cualquier lugar en cualquier momento. La ciencia claramente funciona. ¿Por qué no confiar en ella para darnos la verdad?
No es sólo que la ciencia funciona; también promete un lugar firme para tomar nuestra posición intelectual. La ciencia trabaja por comprobación de hipótesis, sometiéndolos despiadadamente a pruebas repetibles y observables y eliminando explicaciones que no pueden soportar el peso de los datos fríos y duros. Y el método científico ha demostrado ser tan útil en varios frentes que algunas personas lo ven como la clave de todo conocimiento.
En última instancia, algunos pensadores han formalizado esta postura general en la creencia de que las declaraciones científicas son las declaraciones únicas y verdaderas porque son verificables por la observación.4 Afirmaciones científicas (por ejemplo, “el hielo se derrite a 32 grados Fahrenheit”) son significativas porque pueden ser probadas empíricamente. Las afirmaciones religiosas (por ejemplo, “Jesús es Dios”) no tienen sentido porque ningún experimento puede decirnos si son verdaderas o falsas.
La Verdad es la Tiranía y debe ser Rechazada
Finalmente, muchas personas piensan que la verdad es tiranía que debe ser resistida. Ellos consideran que todas las afirmaciones de verdad son como un poder de opresión. Cuando tienes a alguien que dice que ellos conocen la verdad, ahí tienes a alguien que intenta dominar, explotar u oprimir a otras personas con el pretexto de traerlos en consonancia con “la verdad.”
Como famosamente lo expuso Friedrich Nietzsche: “No hay hechos, sólo interpretaciones.”5 Y si ese fuera el caso, entonces la única manera en que una interpretación finalmente derrotará a otra es apuntando con un arma a su cabeza. Como tal, la verdad es un instrumento de coacción violenta, incluso una tortura.
Por lo tanto es nuestro deber resistir todas las afirmaciones de verdad subvirtiéndolas, exponiendo sus motivos ocultos y sometiéndolas a una crítica radical. Si no existen criterios por los cuales un acuerdo sobre la verdad puede ser negociado pacíficamente, entonces la comunicación es la guerra—y la verdad es la artillería pesada.6
Cuestionándonos las Opiniones de Hoy en Día sobre la Verdad
Vale la pena hacer algunas preguntas acerca de las afirmaciones de estas cuatro perspectivas de la verdad.
Mi punto en cuestionar estos puntos de vista no es desacreditar a quienes simpatizan con ellos. Mucho menos es decir que esas opiniones no tienen nada que ofrecer. Como veremos, desde una perspectiva bíblica, cada uno de estos puntos de vista tiene al menos un núcleo de verdad y por lo tanto tiene algo importante que ofrecernos. Sin embargo cada uno de ellos hace una afirmación acerca de la verdad, y así invitan a preguntas críticas.
De la afirmación de que “la verdad es lo que funciona,” pregunto: ¿Cómo decides qué “funciona” en primer lugar, ya sea para un individuo o para una sociedad? Y ¿qué haces cuando en realidad lo que funciona para una persona perjudica a otra? ¿Sobre qué bases dices que lo anterior está mal?
En cuanto a la noción de que “la verdad es lo que tú haces que sea verdad,” nos podemos preguntar: Si el idioma es una jaula de cristal, ¿cómo puede siquiera describirse a sí mismo? O si la verdad es meramente una construcción social, entonces ¿qué le puedes decir a una sociedad que mutila a sus mujeres físicamente o que tolera el abuso sexual de niños? Si su verdad les permite esas acciones, ¿sobre qué bases puedes declarar que tales prácticas están equivocadas?
En cuanto a la visión de que “la verdad es lo que la ciencia nos dice,” recuerda que desde esta perspectiva solamente las declaraciones científicas son significativas. Pero, ¿acaso la afirmación “las declaraciones científicas son sólo declaraciones significativas” es una declaración científica en sí misma? Está claro que no. Es una afirmación filosófica. Por lo tanto, lógicamente hablando, esta declaración se condena a sí misma como sin sentido.7
Por último, ¿qué pasa con la afirmación de que “la verdad es la tiranía y debe ser rechazada”? Si las afirmaciones de la verdad van a ser desacreditadas, deconstruidas y derrocadas, ¿por qué no ésta? También reclama un poder tan dominante como el de cualquier religión. Prescribe una acción específica como “correcta”—lo que debe hacerse—alentando a todas las personas a cumplir con sus dictados, manteniéndolos bajo su dominio soberano.
La Verdad según la Biblia
Entonces, ¿qué dice la Biblia acerca de la verdad? Tal vez te sorprenda que la pregunta “¿Qué es la verdad?” es encontrada en sí misma en las páginas de las Escrituras. Cuando Jesús fue sometido a juicio ante el gobernador romano Pilato, Jesús le dijo a Pilato, “Yo para esto nací, y para esto vine al mundo: Para dar testimonio de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz.”8 Pilato respondió preguntando: “¿Y qué es la verdad?”9
Si tan solo Pilato hubiera sabido que la verdad estaba parada delante de él, mirándolo a los ojos.
La Verdad es una Persona
Verás, la Biblia enseña que la verdad no es solo una idea abstracta o rompecabezas filosóficos. Más bien, la verdad es una persona—la persona de Jesucristo, para ser exactos. Jesús dijo a sus discípulos: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie llega al Padre sino por mí.”10 El Apóstol Juan, reflexionando sobre la vida de Jesús completa, escribió, “Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.”11 En Jesús, la verdad tomó una naturaleza humana.
Si somos honestos, todos debemos admitir que nuestras vidas están estropeadas, de una manera u otra, por el engaño y la mentira. Todos nos hemos alejado de la verdad en nuestros pensamientos y acciones. Como el Apóstol Pablo lo dijo, “obstruimos la verdad” con nuestros propios deseos pecaminosos y nuestras acciones.12 Aun así, Jesús vivió una vida perfectamente veraz. Mirando hacia delante esperando la venida de Jesús a la tierra, el profeta Isaías dijo que Jesús sería condenado a muerte “aunque nunca cometió violencia alguna, ni hubo engaño en su boca.”13
Pero, para los cristianos, Jesús es mucho más que sólo una persona sincera; es la verdad encarnada. El Apóstol Pablo nos dice que en Jesús, “toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo.”14 Así que Jesús está en la verdad en forma humana, porque él es Dios en forma humana. En Jesús, la verdad vino a la tierra para confrontar nuestras mentiras, transformar nuestras mentes, sanar nuestros corazones, llenarnos de alegría y liberarnos de la esclavitud del engaño.
Dios es la Verdad
Pero tenemos que abrir la lente un poco. Para poder entender más completamente lo que la Biblia quiere decir cuando dice que Jesús es la verdad, tenemos que entender que la verdad es un atributo de la naturaleza de Dios. Dios es la verdad.
La Biblia nos dice esto una y otra vez: “El camino de Dios es perfecto; la palabra del Señor es intachable. Escudo es Dios a los que en él se refugian.”15 Este pasaje del libro de los Salmos nos dice que todo lo que hace Dios es fiel y digno de confianza. Cada palabra que él dice es verdadera, porque proviene de su propia naturaleza. Podemos correr hacia él, descansar en él y depender totalmente de él, porque él es verdadero. Sus palabras son verdaderas y sus caminos son verdaderos. No hay nada falso en Dios.
Al hablar al respecto de su propio testimonio escrito acerca de Jesús, el Apóstol Juan escribe: “El que lo recibe certifica que Dios es veraz.”16 Creer en Jesús es reconocer que Dios es lo que dice que es: El Dios verdadero, fiel y digno de confianza.
La Biblia usa una gran cantidad de imágenes y términos para describir la verdad de Dios. Considera esta parte de un poema escrito por Moisés: “Él es la Roca, sus obras son perfectas, y todos sus caminos son justos. Dios es fiel; no practica la injusticia. Él es recto y justo.”17
Más tarde, el profeta Jeremías consideró los llamados dioses de plata y oro que los vecinos de Israel se crearon para ellos, y los contrastó con el Dios verdadero y viviente: “Pero el Señor es el Dios verdadero, el Dios viviente, el Rey eterno. Cuando se enoja, tiembla la tierra; las naciones no pueden soportar su ira."18
Según la Biblia, el Señor es el Dios verdadero, el que realmente vive y reina. Porque él es el Dios verdadero, tiene poder soberano sobre todo. Cuando la Biblia dice que Dios es fiel, implica que realmente existe, que es perfectamente veraz en todo lo que dice y hace, y que él por sí sólo conoce toda la realidad perfecta e inmediatamente. Reuniendo muchos pasajes bíblicos y temas como estos, el teólogo holandés del siglo XIX, Herman Bavinck escribió: “Por lo tanto, él es el principal, la verdad original, la fuente de toda verdad, la verdad en toda la verdad. Es la base de la verdad—del ser verdadero—de todas las cosas. . . . Dios es la fuente y el origen del conocimiento de la verdad en todos los ámbitos de la vida; la luz en la que solos podemos ver la luz, el sol de todos los espíritus.”19
Porque Dios es verdad, toda la verdad se deriva y corresponde a él. Si nuestros pensamientos son ciertos, es porque corresponden al mundo como Dios lo hizo y lo conoce. Si nuestras acciones son verdad, es porque se ajustan a la manera en la que Dios mismo actúa.
Porque Dios es verdad, toda la verdad le pertenece a él, y toda la verdad encuentra su significado máximo en él.
Todo lo que Dios dice es Verdad
Hemos visto anteriormente que debido a que Dios es verdadero, todo lo que dice es cierto. En una carta dirigida a uno de sus compañeros, el Apóstol Pablo dice que Dios “no miente.”20 Como dice uno de los Salmos, “La suma de tus palabras es la verdad; tus rectos juicios permanecen para siempre.”21
Pero, ¿dónde tenemos acceso al discurso de Dios? En la misma Biblia. Pablo nos dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia.”22 Dios mismo hablaba las Escrituras. Dios trabajó a través de los autores humanos de las Escrituras de tal manera que libremente escribieron precisamente lo que Dios quería que escribieran. Lo que dicen las Escrituras, Dios lo dice. ¿Cómo es esto posible?
Jesús nos dice que el Padre logró esto por medio del poder del Espíritu Santo: “Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta sino que dirá sólo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir.”23
De las palabras de Jesús, podemos entender que el Espíritu Santo es el Espíritu de la verdad. Así que el Espíritu revelado a los Apóstoles es verdad. ¿Alguna vez te has preguntado por qué deberíamos confiar en que los relatos bíblicos de la vida de Jesús son verdaderos? Jesús dijo a sus discípulos, “el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho.”24 Las memorias de los apóstoles de Jesús fueron protegidas por el Espíritu Santo—y ellos mismos fueron enseñados por el espíritu.
Esto da confianza a los cristianos de que lo que dice la Biblia acerca de Jesús es cierto. Y en última instancia, nos da confianza de que todo lo que enseña la Biblia es cierto. Como dice el Apóstol Pedro, refiriéndose al Antiguo Testamento entero como una escritura profética, “Porque la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana, sino que los profetas hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo.”25
En resumen, la Biblia es verdadera porque cada palabra de ella es la palabra de Dios. Dios inspiró las Escrituras de una manera en la que en realidad respiraba las palabras de la escritura, por el Espíritu Santo, a través de la libre intervención de autores humanos.
Debido a que la Biblia es la palabra de Dios y quien es verdadero, la misma Biblia es verdadera. Como lo dice el teólogo Scott Swain, “La palabra de Dios es totalmente verdadera. En su Palabra, Dios no esconde nada de nosotros que provocaría que nos sintiéramos engañados. Además, la palabra de Dios es solamente verdad. En su palabra, Dios incluye nada que nos lleve por mal camino.”26 Por lo tanto podemos confiar en la Biblia completamente. Podemos—y debemos—permitir que la Biblia de forma y remodele nuestros pensamientos acerca de Dios, nosotros mismos y nuestro mundo.
Verdad es Pensar los Pensamientos de Dios después de Él
La Biblia cuenta una narrativa épica y desgarbada. Comienza con la creación de todas las cosas y concluye con la recreación de todas las cosas. Cuenta la historia de cómo Dios creó a las personas para gobernar el mundo bajo su dominio y así disfrutar de una comunión con él y que la creación fuera fructífera.27 Sin embargo, la Biblia nos dice, que la gente se rebeló contra Dios, eligiendo desobedecerlo. Con esta decisión, el pecado entró en el mundo. Y consecuentemente, estamos sujetos a pecar y a estar bajo el juicio de Dios.28
Pero desde el principio, Dios tenía un plan para rescatar a la gente—y al final, a la misma creación—de la situación del pecado, enviando a su hijo Jesús al mundo como un hombre.29Jesús—la encarnación de la verdad—vivió una vida perfectamente veraz en nuestro lugar. Él obedeció a Dios perfectamente, satisfaciendo los requisitos justos de Dios.30
Sin embargo, Jesús fue crucificado por la gente que, como todos nosotros, amaba las mentiras en lugar de la verdad.31 Pero la crucifixión de Jesús fue un trágico accidente—era Dios derramando el castigo que nosotros merecíamos en Jesús. ¿Por qué? Porque sí nos apartábamos del pecado y confiábamos en Jesús, podríamos reconciliarnos con Dios, ser perdonados y adoptados en su familia.32
Al tercer día después de su muerte, Jesús resucitó de la tumba. Ahora gobierna a la diestra de Dios y un día él se enseñoreará de una creación renovada. Todas las personas en todas partes están llamadas a acatar, confiar y seguir a Jesús.33
Este es el punto principal de la Biblia. Nos dice cómo ser salvos del pecado y cómo llegar a la salvación. Pero no nos dice todas las cosas. La Biblia es verdad, pero no es exhaustiva. Entonces, ¿cómo sabemos lo que es cierto además de la Biblia?
En resumen, verdad es pensar los pensamientos de Dios después de él, aunque esto pueda sonar un poco confuso. Esto significa, en primer lugar, que nada que contradiga la Biblia es verdadero. Pero también recuerda que Dios conoce perfectamente todas las cosas. Todo lo que sabemos, él ya lo sabe. Si descubrimos la estructura de una célula, estamos discerniendo lo que Dios diseñó. Si solucionamos un problema de matemáticas, estamos descubriendo un pedazo de tela de la lógica que Dios ha tejido en la creación.
Así que la Biblia ofrece una base sólida para la búsqueda de la verdad en todos los reinos de la investigación: Matemáticas, lenguaje, ciencias, historia, incluso las artes.
Debido a que Dios está “allá afuera,” la verdad realmente existe y verdaderamente podemos conocerla.
Debido a que Dios nos creó para habitar el mundo, podemos confiar que nuestros sentidos median los conocimientos reales del mundo en lugar de una mera ilusión.
Debido a que Dios hizo el mundo, refleja su propia sabiduría y verdad. Por lo tanto el orden que la investigación científica de la naturaleza revela no es al azar o un espejismo—es un reflejo de su creador.
Debido a que Dios es un Dios que habla, podemos usar el lenguaje para comunicarnos con él y con los demás. El idioma no es una jaula de cristal, sino un medio genuino de comunión personal.
Creer en un Dios absolutamente verdadero que se ha revelado en una Biblia absolutamente verdadera no aplasta la investigación intelectual—de hecho es justo lo contrario. La Biblia en si misma celebra una clase temprana de la ciencia cuando dice que el rey Salomón “disertó acerca de las plantas, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que crece en los muros. También enseñó acerca de las bestias y las aves, los reptiles y los peces.”34 Ofrece ejemplos de la naturaleza para darnos información sobre la manera en que funciona la vida.35 Creer en un Dios racional es una motivación enorme para investigar racionalmente el mundo que él hizo.
Aunque nunca podremos conocer algo perfectamente o exhaustivamente, podemos conocerlo verdaderamente. Podemos conocer a Dios. Podemos conocernos unos a los otros. Podemos conocer el mundo que Dios ha creado. Atendiendo a lo que Dios ha dicho en las Escrituras y hecho en la creación, podemos pensar los pensamientos de Dios después de él y así conocer la verdad.
La Verdad nos Hace Libres
Finalmente, la Biblia enseña que la verdad no es sólo para pensarla, sino para hacerla. El Apóstol Pablo dice que la verdad es destinada para ser obedecida.36 La verdad no es para jugar con ella. Es para transformar nuestras vidas para que de esta manera se ajusten a la vida de Jesús.
El rey David oró, “Yo sé que tú amas la verdad en lo íntimo; en lo secreto me has enseñado sabiduría.”37 Dios quiere que seamos verdaderos hacia lo más profundo. No quiere declaraciones verdaderas de corazones falsos, u obras “verdaderas” de motivos engañosos. Quiere que la esencia de nuestro ser sea verdad—igual que él.
Cuando conocemos y vivimos la verdad de Dios, sabemos y vivimos como Dios siempre ha querido que lo hagamos. Esto no trae monotonía obediente, sino libertad alegre. Jesús dijo, “Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.”38
Los verdaderos discípulos de Jesús son aquellos que hacen lo que él dice. Toman sus palabras como verdad, sus mandatos como verdaderos, sus promesas como verdaderas. Sostienen sus enseñanzas de la misma manera en que un hombre ahogándose sostiene una balsa salvavidas; igual que un niño sostiene a sus padres. Y cuando lo hacen, ellos conocen la verdad. ¿Por qué? Porque lo conocen a él, quien es la verdad en persona.
Jesús es la verdad. Conocerlo es conocer la verdad. Vivir como él vive es vivir la verdad. Y conocer y vivir la verdad es ser libre—verdaderamente libre.
La Biblia y las Opiniones de Hoy en día sobre la Verdad
Entonces, ¿qué es verdad? Desde una perspectiva bíblica, todos los puntos de vista que hemos estudiado en este artículo contienen al menos un grano de verdad.
- “La verdad es lo que funciona” acertadamente comprende que si la verdad significa algo, debe impactar nuestras vidas.
- “La verdad es que tú haces que sea verdad” discierne que ninguno de nosotros tiene conocimiento perfecto. Ninguno de nosotros puede afirmar un punto de vista de la nada.
- “La verdad es lo que la ciencia nos dice” tiene un grano de verdad en que la ciencia puede decirnos muchas cosas verdaderas sobre el mundo en el que vivimos.
- “La verdad es tiranía y debe ser rechazada” reconoce correctamente que todos tenemos un particular interés en la verdad, que es un concepto poderoso que puede ser ejercido para el mal igual que para el bien.
Por lo tanto, además de criticar estas cuatro opiniones sobre la verdad, la Biblia también las satisface y las transforma.
- La verdad de Dios “funciona” porque nos enseña cómo ser verdaderos de corazón.
- Nosotros no hacemos la verdad, pero la verdad de Dios sí nos hace a nosotros. Su perfecto conocimiento proporciona una base sólida sobre la cual podremos descubrir la verdad.
- La ciencia puede decirnos algunas verdades porque la ciencia discierne la obra de Dios, ya sea que reconozca la creación de Dios o no.
- La Biblia subvierte la tiranía de las mentiras que decimos en nombre de la verdad. La Biblia resiste cada afirmación falsa sobre la verdad, cada narrativa opresiva, cada historia que se use para subyugar. La Biblia dice la verdad por sí misma, pero es una verdad que trae luz y vida, libertad y prosperidad.
Quedarse para una Respuesta
Reflexionando sobre el encuentro entre Jesús y Pilato mencionado anteriormente, el filósofo británico del siglo XVI, Francis Bacon dijo sarcásticamente, “Pilato bromeó, ‘¿Qué es la verdad?’ Y no se quedó para una respuesta.”39
¿Y tú? A diferencia de Pilato, te quedaste para una respuesta. Has pensado en una serie de opiniones sobre la verdad, especialmente de la Biblia. ¿Has pensado alguna vez que la verdad podría ser una persona? ¿O que la verdad de Dios es la base de todo el conocimiento humano verdadero—incluyendo la ciencia? ¿O que la verdad puede hacerte libre—del pecado, de la condenación, de cualquiera y todas las mentiras?
Pido a Dios que veas a Jesús a de frente y lo veas por la verdad que es.