Mensaje para hoy:

Supón que tu vecino empieza a pretender ser un profeta de Dios. Supongamos que también dice tener el poder de perdonar los pecados y recibe culto. Pensarías que está trastornado.
A lo largo de la historia, no han faltado individuos que hagan tales afirmaciones acerca de sí mismos. Damos por perdidas a estas personas como si sufrieran de delirios de grandeza. A lo mucho, atraen un culto de breve duración. Pero algo diferente sucedió con el cristianismo. Creció y prosperó, y eventualmente se transformó en un imperio y después se extendió por todo el mundo.

Cuando examinamos la vida de Jesús, vemos su devoción hacia el servicio de auto-sacrificio, nunca por obtener dinero, fama o poder. En su lugar, lavaba los pies sucios y sanaba a los enfermos. Pero más que eso, él decía ser realmente Dios—uno con el Padre. Afirmó no solo mostrar a la gente el camino a la salvación eterna, sino ser él mismo el camino. Jesús predicó un mensaje radical de la venida del reino de Dios—un mensaje que finalmente le costó la vida.

En lugar de dispersarse después de su muerte, los seguidores de Jesús empezaron a difundir el mensaje de que había resucitado de entre los muertos. De hecho, muchos de ellos pagarían el precio final y morirían por confesar que Jesucristo es Dios.

Considera esto:
De lo que conoces de la historia, ¿qué otras figuras han tenido tal impacto? ¿Cuál era su mensaje? ¿Cómo se compara con el de Jesucristo?

Toma acción:
Haz una lista de los líderes más dinámicos e influyentes de la historia. Teniendo en cuenta sus acciones y sus reivindicaciones, ¿a cuál de ellos hubieras elegido seguir? ¿Por qué?

¿QUIERES CONOCER A DIOS PERSONALMENTE?

Dios nos ama y tiene planes increíbles para nuestras vidas, pero ¿cómo llegamos allí?
Los siguientes pasos trazan un camino claro que Dios preparó para que encontremos una relación con Él.