¿Existe sólo un Dios, o existen muchas deidades, tanto personales como impersonales?
Tóma un momento para considerar lo que sabes de las cosmovisiones importantes. ¿Qué notaste, sin importar cuán limitado sea tu conocimiento? Todas son diferentes.
Cada religión o filosofía provee respuestas diferentes a las grandes preguntas básicas de la vida: ¿Qué es verdad? ¿Por qué estamos aquí? ¿Qué sucede cuando morimos?
Y, por supuesto, cada cosmovisión tiene una respuesta diferente a la cuestión de Dios—¿o acaso son dioses? De cualquier manera, ¿cuántos son? ¿Uno? ¿Tres? ¿Cien? ¿6 mil?
Términos Complejos
La Filosofía—como el estudio de la naturaleza fundamental del conocimiento, realidad y existencia—intenta ayudarnos a entender estas visiones del mundo. La Lógica nos ayuda a organizar nuestras observaciones y a prestar atención a la definición de términos. En cuanto al tema de las deidades por sí solas, nos adentramos en un terreno de términos intrincados. “Monoteísmo” parece bastante simple: monos (solo) + theos (Dios) = monoteísmo, la creencia en un sólo Dios.
Pero los “-ismos” no terminan ahí.1 Cuando finalmente acabamos de definir los términos, frecuentemente sigue quedando escepticismo.
En su ensayo sobre el panteísmo, un filósofo admite de manera refrescante que es complicado.2
Otro encontró conveniente destilar las cosmovisiones en tres grupos distintos: 1) los que creen que todo lo que existe viene absolutamente de la nada; 2) aquellos que creen que la existencia tuvo algún tipo de principio impersonal (como la masa, la energía o el movimiento); y 3) los que creen en un principio personal de todas las cosas.3
Pero incluso estos intentos para simplificar sólo sirven para hacernos más conscientes de la naturaleza compleja de este tema.
A Groso Modo
Las cinco cosmovisiones principales—religiones o filosofías—son ateísmo, budismo, hinduismo, Islam y cristianismo. A continuación encontrarás un resumen de las conclusiones generales de cada cosmovisión sobre Dios o dioses y la naturaleza (o propósito) de la existencia.
Ateísmo
El ateísmo afirma que el origen de la existencia es impersonal. Ningún ser personal, como Dios, causó que existiera alguna parte del mundo material; No existe mundo espiritual alguno. Este sistema de pensamiento no es una religión, y ninguna práctica establecida o textos específicos definen esta cosmovisión. Por el contrario, diversos filósofos y científicos que se apegan al ateísmo ayudan a darle una forma reconocible. Los ateos generalmente consideran el mundo desde un punto de vista puramente material o naturalista, argumentando a menudo que había materia menos organizada (o energía o movimiento) que gradualmente se convirtió en más organizada y compleja, creando nuestro mundo.5 Lo impersonal causó lo personal (por ejemplo, los seres humanos ahora tienen una voluntad propia).
Budismo
De acuerdo con el budismo, nuestra existencia será caracterizada por el sufrimiento mientras el hombre tenga deseos, los cuales son funciones del ego o de la persona individual y subjetiva (un rasgo de lo personal). Para poner fin a su sufrimiento el hombre debe escapar de lo personal y alcanzar el Nirvana. Nirvana es un estado de pérdida completa de uno mismo y de conexión con todas las cosas en el universo: uno es todo y todo es uno. El origen de la vida es impersonal, como lo es su meta final del Nirvana. El budismo es conocido como no teísta.6
Hinduismo
Una de las tres religiones prehistóricas que aún se practica en los tiempos modernos, el hinduismo refleja la esencia misma de la cultura a la que pertenece.7 La cosmovisión hindú venera la unidad en medio de la diversidad, y felizmente ha absorbido dioses, prácticas y conocimientos de otras tradiciones.8 Mezcla aspectos de lo personal y lo impersonal. El hinduismo es una cosmovisión politeísta con un panteón de dioses (que se clasifican como dioses, encarnaciones y manifestaciones mayores y menores)—todas expresiones de Unidad.9
Islam
La creencia en un Dios eterno, omnipotente y trascendente (Alá) es el principio fundamental del islam. “Los musulmanes creen en un Dios que creó el universo y tiene poder sobre todo en él. Es único. . . . [y] no puede ser comparado con Su creación. . . . El propósito final de toda la creación es someterse a Él. La comprensión islámica de Dios es distinta a todas las demás religiones y creencias en varios aspectos ya que se basa en una comprensión del monoteísmo puro y limpio.”10 Mientras que el Corán menciona a otros “dioses,” éstos son comprendidos como totalmente indignos de adoración; son creados por el hombre más que realmente existentes. El islam afirma ser la forma más pura del monoteísmo.11
Cristianismo
La religión organizada más dominante, el cristianismo tiene sus raíces en el judaismo. Deuteronomio 6:4—un versículo de las escrituras entre el judaísmo y el cristianismo—dice, “El Señor nuestro Dios es el único Señor.” Al igual que en el islam, dentro del cristianismo, Dios es revelado como preexistente, auto-existente, eterno, santo, omnipotente y trascendente.12 Sin embargo, el cristianismo—que se identifica como una religión monoteísta—añade una comprensión única de la manera en que Dios revela su carácter y naturaleza: la Trinidad. De acuerdo con la doctrina de la Trinidad, Dios es tres-en-uno: Padre, Hijo y Espíritu Santo. A través de esta exhibición de su naturaleza relacional, Dios revela su inmanencia (capacidad de ser experimentado o conocido). Por lo tanto, Dios es cognoscible y personal.13
La Trinidad: El Misterio del Monoteísmo Cristiano
El misterio de la Trinidad parece desafiar toda lógica y razonamiento. ¿Cómo puede ser alguien tres y uno? Teólogos han hecho muchos intentos por ilustrar el concepto. La Trinidad es como un trébol, uno ha dicho: tres pétalos, un tallo.14 Otra ilustración se atribuye a C. S. Lewis, quien dijo que las tres dimensiones del espacio—longitud, anchura y altura—todas existen en el mismo espacio, sin embargo, son claramente diferentes ilustran este misterio más claramente.
Incluso en la lógica tenemos una manera de describir este misterio. Para entender el tipo de unidad que existe en la Deidad, nos daríamos cuenta que no es 1 + 1 + 1 = 3, sino más bien, 1 × 1 × 1 = 1.15 Pero necesitamos más que sólo lógica y razonamiento para convencernos.
Otra misteriosa tri-unidad puede encontrarse en él mismo hombre: las naturalezas inextricables de la mente, el corazón y el cuerpo. El Dios cristiano nos satisface en cada una de nuestras dimensiones humanas. El Dios cristiano es un Dios único que se ha revelado como relacional en su esencia; como otro autor lo escribió: “Dios es amor.”16
Cuando vemos la Biblia, notamos la historia relacional de Dios y el hombre. Dios creó al hombre a su imagen.17 El hombre, cuando se le dio la opción, se rebeló.18 La naturaleza de Dios (amor) lo obligó a restaurar la relación con el hombre a través del acto redentor más famoso de toda la historia.19 Voluntariamente se rompió a sí mismo, desafiando toda razón, para reconciliar a su pueblo y su creación con sí mismo.
Aunque trascendente (más allá del saber), él se permitió ser inmanente (cercano y reconocible).20 El ápice de la historia cristiana es la obra expiatoria del Hijo encarnado, Jesucristo y el último signo de su divinidad—la resurrección. En esta historia, Dios mismo sufrió la muerte para poder romper su poder.
Entendiendo a Dios
Es un buen ejercicio de la mente el tratar de discernir los matices de los significados y los hechos cognitivos en relación a lo sobrenatural. Nuestras mentes tienen hambre de razones y explicaciones—la comprensión es profundamente satisfactoria, y la lógica es una herramienta que podemos usar para adquirir esa comprensión.
Pero no es sólo una lógica relajada la que nos gana. No es simplemente un estudio de probabilidades que nos convence. Es la relación, basada en la obra de la redención. Esto persigue tanto al corazón como a la mente, dando a cada viaje personal—así como toda la historia—un gran propósito y un significado.
Es el Dios de la Biblia el que habla con las más profundas necesidades del corazón, el alma y la mente. El Dios personal y amoroso del cristianismo nos busca a cada uno de nosotros individualmente, ofreciéndonos una relación personal directa.
Al final, ni tú ni yo podemos probar o refutar la existencia del Dios cristiano o ninguno de los dioses propugnados por las diversas religiones. Sólo podemos continuar persiguiendo el conocimiento y el entendimiento. Debemos seguir las pruebas que nos encontramos con una mente abierta y un corazón humilde en la firme esperanza de que “la verdad saldrá a la luz!”21