¿Cuáles son las probabilidades de que estemos vivos por casualidad? ¿Acaso el universo está en sintonía?
A mi esposa, Pattie, le gusta experimentar con recetas. Algunas veces ella jugueteará con la cantidad de aceite para cocinar, sustituirá la miel por azúcar o añadirá una variedad de nueces o frutas secas a un platillo. Invariablemente, es más saludable—o al menos eso me han dicho—y a veces es igual de sabroso.
Imagínate, sin embargo, una receta que venga con esta advertencia: “¡No se pueden variar los ingredientes, cantidades, temperatura o tiempo de cocción ni siquiera en una cantidad pequeña, ya que esto resultaría en una muerte inmediata!” Para llevar este ejemplo un paso más extremo, ¿qué pasaría si nuestra supervivencia requiriera que comiéramos sólo un alimento en particular? Podríamos decir que la comida está “sintonizada para la vida humana.”
Bueno, los científicos están descubriendo—y parece que casi a diario—que la receta para mantener la vida avanzada es nada más que esto. Parece como si el universo se creó para soportar la vida humana. El término que los filósofos y científicos utilizan para este fenómeno es el “principio antrópico.”1
Un Mundo Sintonizado
Un científico ha identificado varios cientos de condiciones dentro de nuestro mundo que, si se varían en lo más mínimo, resultaría en la imposibilidad de la vida humana.2 Para muchas de estas condiciones, es difícil entender el enorme grado de precisión. Sería equivalente a una receta que requiriera de nosotros contar los granos individuales de azúcar, medir las moléculas de la leche y calcular las milésimas de los grados de la temperatura del horno y la fracción correcta de un segundo para que se apague.
La sintonización aparece por todas partes. Los científicos lo ven en todo, desde la estructura del universo hasta las partículas subatómicas. Con la presencia del ajuste se desprende un argumento en favor de la existencia de un Creador fuera del mismo tiempo. A menudo se cree que este Creador posee conocimiento sobrenatural, energía e incluso amor para la especie humana.
Las Leyes de la Física
El universo se ha desarrollado siguiendo leyes inmutables de la física. Científicos y eruditos bíblicos están de acuerdo en que las leyes de la física existían antes del comienzo del universo. De hecho, tal vez te sorprenda saber que en Jeremías 33:25–26, el profeta menciona este principio, casi de pasada, para comparar el amor invariable de Dios para su pueblo con sus leyes inalterables que rigen nuestro mundo.3
Lo que la ciencia ha revelado desde la época de Jeremías es que estas leyes son exquisitamente ajustadas para permitir que el universo exista. El astrónomo Hugh Ross ha identificado cientos de parámetros ajustados necesarios para la vida humana, que apuntan hacia el diseño inteligente. Consideremos los que tienen que ver con las leyes de la física por sí mismos (en comparación con los registros de otros parámetros sintonizados que tienen que ver con el diseño del universo, nuestra galaxia, el sistema solar, nuestro planeta y la biología). Las tres fuerzas más comunes que deben ser “perfectas” son la gravedad, la poderosa fuerza nuclear y la fuerza electromagnética.
Que la Fuerza nos Acompañe
El físico Brandon Carter ha determinado que si la fuerza de gravedad fuera a variar por más de 1 parte de 1040, las estrellas que prolongan la vida como nuestro sol serían imposibles. Isaac Newton describió el poder de la fuerza gravitacional y Einstein más adelante perfeccionó lo que es esta fuerza, pero ¿quién determina que debe ser exactamente lo que es?
Aun y si aceptáramos la posición de que la gravedad es simplemente un hecho, todavía nos queda la pregunta de por qué esta fuerza tiene una sintonía tan precisa—al grado de que incluso la más mínima diferencia significaría que la vida no es posible.4
La fuerza electromagnética también está afinada para la vida. Si la fuerza electromagnética fuera ligeramente superior, luego los átomos se aferrarían más firmemente a electrones, haciendo imposible el intercambio de electrones con otros átomos. Pero es este intercambio de electrones lo que hace posible la química (y la vida). Por otro lado, si la fuerza electromagnética fuera ligeramente más débil, los átomos no podrían aferrarse a los electrones, resultando en el mismo callejón sin salida.5
Igualmente, la poderosa energía nuclear es la fuerza que une a los protones y neutrones en el núcleo del átomo. Si la fuerte energía nuclear fuera tan sólo un 2% más débil, entonces sólo habría un elemento en el universo: El hidrógeno, porque el hidrógeno tiene sólo un protón y no tiene neutrones. Sin embargo, si esta fuerza fuera 0.3 por ciento mayor, los protones y neutrones tendrían tal afinidad uno por el otro que entonces no existiría el hidrógeno.6 El hidrógeno es, por supuesto, esencial para la vida.
Estos son sólo tres de los parámetros de sintonización más fáciles de entender en las leyes de la física, que en sí mismos no son más que sólo algunos de los cientos de parámetros que existen a través de todo el reino de la naturaleza. Para apreciar más plenamente el grado de sintonía del universo y las leyes que gobiernan el universo, echemos un vistazo a cómo se mide esta sintonización.
Sintonía: Los Números
Las matemáticas nos han proporcionado los medios para cuantificar las probabilidades de un universo auto-creado por ocurrencias aleatorias evolucionando hasta lo que vemos hoy en día. Imagina estar encerrado en un gran edificio con 1,000 habitaciones. Cada habitación contiene 1,000 cerraduras con 3 combinaciones diales—y 10 posiciones en cada dial. Debes liberar cada cerradura sin cometer un error (no puedes reintentar) con el fin de liberarte de tus captores. ¿Cuáles son tus probabilidades de supervivencia?
Probablemente adivinaste que las probabilidades son de una dentro de un gran número. ¿Qué tan grande? Bueno, tienes 1,000 habitaciones multiplicado por 1,000 cerraduras con 10 posiciones en cada dial. Tres diales por cada cerradura nos dan las probabilidades de 1 en 1000 para conseguir la combinación correcta. Esto nos da la siguiente ecuación: una oportunidad en 1,000 × 1,000 × 1,000. Es una oportunidad en 1 billón—1 en 109 o 1 en 1,000,000,000—de hacer los giros aleatorios necesarios para sobrevivir.
Una posibilidad en 1 billón de conseguir todos los giros correctos en todas las cerraduras de todas las habitaciones parece una labor titánica. Pero es nada comparado con la estimación del físico Brandon Carter sobre la sintonía para que la gravedad (únicamente) permita que haya vida: 1 en 1040.
Sintonía Sin Números
El indicativo de la sintonía de un mundo diseñado ha sido observada durante milenios. Sin las matemáticas y antes de la ciencia moderna, los seres humanos sentían que la creación apuntaba hacia un Creador. Los antropólogos nos dicen que las maravillas del mundo natural son la base de la cual todas las sociedades forman una expresión religiosa.
El apóstol Pablo refleja la visión cristiana de esto: “Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa.”7 Siglos antes de que Pablo, el rey David nos dijo, “Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos.”8
Los teólogos llaman la idea de conocer a Dios a través de su creación “revelación general.” Dentro de la tradición cristiana, desde la revelación general—ver la creación de Dios—sabemos que hay un creador, y de la Biblia—lo que llamamos “revelación especial”—aprendemos a cómo relacionarnos con ese Creador. Gracias a los descubrimientos científicos realizados en el último par de décadas, la revelación general nunca antes había sido más robusta.