Idea Central: Nadie es capaz de vivir una vida santa a la altura de los estándares perfectos de Dios. Crecemos en santidad, fortalecidos por el perdón de nuestros pecados.

Mensaje para hoy:

Los titulares sobre escándalos que involucran a clérigos son lamentablemente familiares. Parece que casi a diario, algunos ministros son sorprendidos defraudando a sus iglesias o engañando a sus esposas. La frecuencia de estas noticias contribuye a reforzar estereotipos negativos. Sin embargo, rara vez escuchamos sobre los numerosos pastores que manejan honestamente sus finanzas y son fieles a sus cónyuges—historias como esas parecen generar solo titulares aburridos.

Tristemente, incluso los cristianos más devotos a veces sucumben a la tentación. Ninguno de nosotros vive a la altura de los estándares santos y perfectos que la Palabra de Dios establece para nosotros. Puede haber momentos en que, aparentemente, alguien que no profesa la fe parece ser más moral que un creyente.

El pecado es una realidad constante en nuestras vidas. No se trata solo de tomar decisiones equivocadas; el pecado penetra hasta lo más profundo de nuestro ser. Aunque con el tiempo podemos llegar a tener cierto dominio sobre él, nunca será completamente erradicado en esta vida terrenal.

Por esta razón, los cristianos hablan de la santificación progresiva—el proceso continuo hacia la santidad. No es algo que ocurra instantáneamente; es algo por lo que debemos esforzarnos con la ayuda y el poder de la gracia de Dios. La esperanza del cristiano radica en el hecho de que cuando pecamos, tenemos a Jesucristo como nuestro intercesor delante del Padre.

Considera esto:
¿Cuáles son tus ideales y prioridades en la vida? ¿Encuentras que vives consistentemente de acuerdo con esos ideales, o te enfrentas a retrocesos, falta de disciplina y desánimo?
¿Cuál es la esperanza y la promesa para aquellos que están en el proceso de apartarse del pecado y la tentación?

Toma acción:
Si te estás apartando de la fe cristiana, haz una lista de las cosas que te han impedido tener una relación cercana con Cristo. Al observar esa lista, reconoce que son precisamente esas razones por las cuales los cristianos necesitan a Cristo—para transformar nuestras vidas diariamente. Si eres creyente pero estas ideas sobre el crecimiento progresivo son nuevas para ti, ¡no te desanimes! Dios no ha terminado contigo aún. Haz una lista de áreas en las que deseas ver cambio en tu vida, y ora por su ayuda para facilitar ese cambio.

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Dios nos ama y tiene planes increíbles para nuestras vidas, pero ¿cómo llegamos allí?
Los siguientes pasos trazan un camino claro que Dios preparó para que encontremos una relación con Él.