Jesús es la figura central dentro del cristianismo. ¿Qué dice la Biblia acerca de él?
Como niño, primero comencé a albergar dudas sobre la existencia de Dios cuando descubrí que mis padres—quienes habían avalado su existencia—no estaban siendo sinceros sobre Santa Claus. Mis esfuerzos por comprobar con mis propios ojos la existencia de este viejo alegre que tenía renos voladores encargados de tirar de su trineo eran tan infructuosos como mis intentos de aceptar incondicionalmente las igualmente incrédulas historias de la Biblia.
Mientras luchaba con mis dudas acerca de Dios, empecé a envidiar a los personajes bíblicos que fueron testigos de primera mano de la resurrección de Lázaro, que probaron el vino que había sido agua sólo minutos antes, o que habían caminado a través de las aguas que se abrieron del mar rojo. Sus experiencias fácilmente informaron y confirmaron sus creencias. Sin embargo, la mayoría de nosotros que exigimos ver un milagro debemos sentirnos satisfechos con algo un poco más indirecto—de la misma manera que la policía resuelve crímenes con las huellas digitales o con la proverbial “prueba del delito” dejada atrás en la escena del crimen.
Con el tiempo encontré respuestas a mis preguntas. Eventualmente aprendí que podíamos ver hacia atrás en el tiempo casi al grado de ser testigos del primer milagro de Dios, virtualmente cumpliendo mi deseo de la infancia.
A través de los avances de la ciencia, ahora podemos ver la prueba del delito, por así decirlo, que señala al evento de creación que Moisés describe en el primer versículo de la Biblia: “Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra.”1
Pero, ¿cómo podemos ver evidencias del principio? Y ¿cómo podemos saber que fue un milagro, no sólo una ocurrencia natural? La respuesta es una apasionante historia de los descubrimientos científicos—uno que proporciona una razón convincente para los cristianos saber su fe no es ciega. Empecemos con una explicación del Big Bang, los cosmólogos del evento de acuerdo era el principio del tiempo, espacio, materia y energía—y luego ver cómo podemos mirar atrás los albores del tiempo.
Pero, ¿cómo podemos ver evidencia del principio de los tiempos? Y, ¿cómo podemos saber que fue un milagro y no sólo un fenómeno natural? La respuesta es una apasionante historia de descubrimientos científicos—una que proporciona una razón convincente para que los cristianos sepan que su fe no es ciega. Empecemos con una explicación del Big Bang—el acontecimiento en el cual los cosmólogos coinciden haber sido el principio del tiempo, espacio, materia y energía—y luego vemos cómo voltear atrás a los albores del tiempo.
El Big Bang
En 1929, Edwin Hubble descubrió que el universo se está expandiendo—es decir, que las galaxias se están separando. ¿Qué significa esto? Bueno, como se dio cuenta Hubble, “esto significa que debe haber habido un instante en el tiempo (ahora se sabe que fue hace unos 14 billones de años) cuando el universo entero estaba contenido en un sólo punto en el espacio.”2 Dentro de su primer segundo de existencia, el universo experimentó una rápida inflación y se ha ido expandiendo desde entonces.
El descubrimiento de que el universo tuvo un comienzo y que se está expandiendo desde un punto más pequeño que el del punto final de esta oración, fue nombrado burlonamente el “Big Bang” por un científico con una explicación rival.3 Para disgusto de muchos, el nombre se quedó pegado.
Hasta 1965, la teoría del Big Bang compitió con otras teorías que se basaron en la suposición de un universo eternamente existente. Sin embargo, cuando Arno Penzias y Robert Wilson descubrieron la radiación cósmica de fondo predicha por los teóricos del Big Bang (del cual hablaremos más adelante), estas teorías competitivas perdieron su apoyo entre la mayoría de los cosmólogos.
El Big Bang es ahora la teoría dominante que explica el origen del universo, incluyendo toda materia, energía, espacio y tiempo.
El Papel de la Astronomía en la Observación del Pasado
Mientras que los historiadores utilizan documentos y arqueología para informarnos sobre el pasado, los artefactos que inspeccionan están tan atrapados en el presente como los objetos que cualquier grupo de eruditos académicos estudia—excepto, los astrónomos. Incluso aquellos de nosotros que hacemos nada más que apreciar un hermoso atardecer estamos viendo esos persistentes rayos del sol como fueron, no son, unos ocho minutos antes.4
Debido a que se requiere de tiempo para que la luz viaje—un segundo para que viaje 186,000 millas, para ser precisos—entre más lejos esté un objeto, más es la demora entre lo que vemos y el presente. En una noche estrellada cuando observamos las estrellas más brillante y más cercana en la vía láctea de nuestra galaxia, las estamos viendo cómo eran hace varios años. Cuando nuestros ojos descansan en las estrellas más pequeñas y más remotas de nuestra galaxia, les estamos viendo en la manera en la que eran decenas de miles de años atrás. Con la ayuda de un telescopio, podemos ver la luz de las estrellas de la galaxia más cercana a la nuestra, la galaxia de Andrómeda. Esta luz comenzó su viaje hace unos 2.8 millones de años.5 Es decir, esencialmente estamos observando en el presente lo que pasó hace 2.8 millones de años.
Pero a simple vista, la estrella más remota—dentro de las miles de millones de estrellas que forman nuestra galaxia—es sólo un paso muy pequeño en nuestro viaje a observar “el principio” al que se refiere el Génesis 1:1. En 2004 el telescopio Hubble cerró su foco (hizo zoom) en una pequeña región del espacio nocturno alrededor de 1/100 del tamaño de la luna para poder ver algunos 13 billones de años luz de estrellas que se habían consumido hace mucho.6 La imagen que resultó se llama Campo Ultra Profundo del Hubble (Hubble Ultra Deep Field o HUDF, por sus siglas en inglés). La luz de esas estrellas distantes comenzó su viaje cuando el universo tenía “apenas” 400 millones de años—alrededor del 2 por ciento de su edad actual.7 Antes de ese tiempo, los cosmólogos decían que no había luz visible.
Hágase la Luz
Lo que vemos como luz es parte de un espectro de ondas electromagnéticas que es directamente visible a nuestros ojos.8 Mediante el uso de otra parte de este espectro electromagnético, podemos ver incluso más lejos en el espacio y de este modo atrás en el tiempo—acercándonos cada vez más al Génesis 1:1.
Como se dijo anteriormente, en 1965 Arno Penzias y Robert Wilson descubrieron la radiación de fondo de microondas (en inglés: cosmic microwave background o CMB) predicha por la teoría del Big Bang. La radiación de microondas es la radiación térmica que se cree que sobró del Big Bang. “La radiación de fondo de microondas está sólo 3 grados sobre el Cero Absoluto. . . y es uniformemente perceptible desde todas las direcciones. Su presencia demuestra que nuestro universo comenzó en una explosión extremadamente caliente y violenta, llamada el Big Bang, hace 13.7 billones de años.”9
Este descubrimiento confirmó en las mentes de la mayoría de los cosmólogos que toda materia, energía, espacio y el mismo tiempo comenzaron en un punto finito en el pasado. La semejanza con las afirmaciones del primer verso de la Biblia no pasó desapercibida por Penzias, como lo analizaremos más adelante.
Al igual que un médico se basa en los ultrasonidos para “ver” un bebé en el útero, los astrónomos pueden ver el universo bebé a través de una porción del espectro electromagnético. Entre 2001 y 2011 la Wilkinson Microwave Anisotropy Probe (WMAP) reunió las variaciones en la temperatura de la radiación de fondo cósmico de microondas.10 De acuerdo con la NASA, “el ultrasonido WMAP del universo traza un mapa del resplandor del universo joven y caliente, en un momento en el cual tenía sólo 375,000 años, cuando era una pequeña fracción de su edad actual de 13,77 billones de años.”11
(Crédito: NASA / Equipo de Ciencia WMAP)
Más allá de las Manchas
No hay duda que las manchas de color anaranjado y amarillo en la imagen WMAP son un poco decepcionantes si esperabas algo parecido a La Creación de Adán de Miguel Ángel en el cielo de la Capilla Sixtina.12 Pero al igual que un pediatra experto mirando la ecografía de una futura madre ve mucho más que una burbuja pulsante, un científico que aprecia la importancia de esas manchas puede ser conducido—en palabras de un astrónomo—a ver “la huella de Dios.”13
George Smoot primero esquematizó el CMB con el satélite Explorador del Fondo Cósmico (COBE, por sus siglas en inglés: Cosmic Background Explorer), conocido también como Explorer 66, que fue un precursor del satélite WMAP. Después de ver las manchas en el mapa de CMB, hizo un famoso comunicado en el mismo sentido: “Si eres creyente, es como ver a Dios.”14
El sucesor de Edwin Hubble, el astrónomo Allan Sandage, expresó un sentimiento similar. Sandage en realidad llegó a creer en Dios y finalmente a la fe en Cristo al reconocer que el supuesto Big Bang es sin duda el evento de la creación. Sandage dijo: “Me parece bastante improbable que tal orden haya salido del caos. Tiene que haber un principio de organización. Dios para mí es un misterio pero es la explicación para el milagro de la existencia, por qué hay algo en lugar de nada.”15
La Prueba del Delito
Arno Penzias y Robert Wilson compartieron el Premio Nobel de física en 1978 por su descubrimiento de la radiación de fondo en 1965 que confirma la cosmología del Big Bang. Penzias, dijo de la importancia del hallazgo: “La astronomía nos conduce a un evento único, un universo que fue creado de la nada, uno con el muy delicado equilibrio necesario para proporcionar exactamente las condiciones necesarias para permitir la vida, y otro que tiene un plan subyacente (uno podría decir que es ‘supernatural’).”16
En marzo de 2014, el mundo de la ciencia dio otro paso atrás en el tiempo con lo que la publicación británica The Observer proclamó como el avistamiento de “evidencia indirecta de las ondas gravitacionales, u ondulaciones en el tiempo-espacio, desde los primeros momentos del universo.”17 Estas ondas apoyan la afirmación de que en el primer segundo del evento cósmico de la creación, el universo experimentó una rápida expansión. Nuestra búsqueda para “ver” el principio ha llegado a su fin. Los científicos fueron citados afirmando esto como la “prueba del delito” para apoyar un modelo particular de la cosmología del Big Bang y con ello, un principio al espacio, tiempo, energía y materia.18
Un Origen Sobrenatural
¿Por qué Penzias, Sandage y otros científicos prominentes19 concluyeron que el Big Bang de la cosmología es evidencia de algo sobrenatural y no—como algunos cristianos y todos los ateos afirman—una alternativa naturalista al Génesis 1?20 Hay dos líneas de evidencia que apuntan hacia un origen sobrenatural al cosmos. El primero emplea lógica simple; el segundo es un análisis de un asombroso ejemplo de una sintonía fina.
Un Principio requiere de un Principiante
El lado más lógico del argumento cosmológico para la existencia de Dios comienza con la siguiente declaración: “Todo lo que empieza a existir tiene una causa fuera de sí mismo.”21 Es difícil argumentar con esto puesto que sabemos que no hay excepciones.22
Si en la manera en la que los cosmólogos ahora están de acuerdo, toda materia, energía, espacio y el mismo tiempo comenzaron con el Big Bang, entonces, también, debe tener una causa fuera de sí mismo. Si toda la naturaleza se compone de materia, energía, espacio y tiempo, entonces esta causa es por definición sobrenatural (es decir, fuera de la naturaleza), eterno (no limitada por el tiempo) y omnipotente (tan poderosa como la fuerza de expansión del universo).
La lista de “sospechas” sobrenaturales, eternas y omnipotentes es corta sin duda.
Expansión Finamente Sintonizada
Los científicos también se han encontrado con un factor decisivo en el argumento de que debió haber sido un diseñador inteligente quien hizo que el universo existiera de la nada. Siguiendo los pasos de Edwin Hubble, los astrónomos comenzaron a determinar qué tan rápido el universo se está expandiendo y la importancia de este índice de expansión.23
Es una manera de entender las galaxias rápido retroceso compararlos con una granada explota y el envío de metralla en todas las direcciones. Esta extraña varias sutilezas, sin embargo, incluyendo los más convincentes: cuán increíblemente afinada esta "explosión" tenía que ser para darnos un universo de estrellas, planetas y un entorno capaz de sostener la vida. Si la tasa de expansión del evento creación fuera apagado por la cantidad más pequeña, de cualquier gravedad habría causado la materia para convertirse en un grupo grande, resultando en el "Big Crunch"—o la fuerza de la expansión habría sido demasiado para las estrellas y galaxias que forma y vida a ser posible.
Una manera de entender el rápido retroceso de las galaxias es comparándola con una granada que explota en la mano, enviando esquirlas en todas las direcciones. Falla en algunos puntos finos, sin embargo, incluyendo los más convincentes: Cuán increíblemente sintonizada debió haber sido esta “explosión” para darnos un universo de estrellas, planetas y un entorno capaz de sostener vida. Si el índice de expansión del evento de la creación hubiera sido impreciso por la cantidad más pequeña, inclusive la gravedad habría causado que la materia se convirtiera en una masa grande—resultando en la “Gran Implosión” (también conocida como el “Gran Colapso” o directamente por su nombre en inglés, “Big Crunch”) —o la fuerza de la expansión habría sido demasiada para las estrellas y las galaxias o para que fuera posible formar y dar vida.24
Como se mencionó anteriormente, dentro de la primera fracción de segundo del Big Bang, el universo experimentó una expansión más rápida llamada inflación. Según Michael Strauss, Físico de la Universidad de Oklahoma, “Este mecanismo, aunque no se ha entendido completamente, muy probablemente es un fenómeno natural. Independientemente, al final de la breve inflación, el importe resultante de la materia en el universo se estima que corresponde a la densidad crítica respecto a una parte de 1060.”25
Es decir, si hubiera tenido la cantidad de materia en el universo diferida por más de una parte en 1060, no habría universo alguno capaz de sostener vida. Resaltando en este nivel de precisión, el astrónomo Hugh Ross dice: “El grado de ajuste fino es tan grande que es como si justo después del inicio del universo alguien podría haber destruido la posibilidad de vida dentro de ella, restando un centavo de la masa del conjunto del universo observable o agregando un centavo a la masa.”26
El Multiverso
No todos los astrónomos y cosmólogos están de acuerdo con alguno de estos dos argumentos sobre un Creador. Algunos argumentan (con pleno conocimiento de que no tienen evidencia observacional) que deben existir universos alternativos o paralelos—quizás un número infinito—y resulta ser que habitamos en uno donde todo está simplemente bien.27 El multiverso es el conjunto hipotético de posibles universos infinitos allá afuera.
Sabemos que hay partes de nuestro universo que no podemos observar debido al tiempo que la luz tarda en viajar. Por lo tanto, pueden existir nuevas estructuras cuya luz simplemente no haya llegado hasta nosotros. Esta versión del multiverso es razonable y relativamente indiscutible.
Sin embargo, otras versiones de multiverso están “lejanas,” tanto literalmente como en el sentido de que son conceptos extraños. Tal vez la más lejana es la hipótesis de que existe un número infinito de universos, cada uno con un conjunto diferente de física y una serie infinita de formas de vida—incluyendo, algunos teóricos sostienen, otro tú.
Una Puerta Abierta
Pero en una manera más concreta, no podemos sólo “ver” la evidencia de los eventos de creación de Génesis 1:1, podemos estar seguros de que la evidencia científica proporciona una base razonable para creer que el relato es verdadero. Para citar a Arno Penzias, “Los mejores datos que tenemos son exactamente lo que yo habría predicho si hubiera tenido nada más que sólo los cinco libros de Moisés, los Salmos y la Biblia entera para seguir adelante.”28
Jesús dice en Mateo 7:7–8, “Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.” Dios ha provisto una puerta tan abierta para aquellos que buscan pruebas para ver lo que él ha hecho y para creer.