¿Es la Biblia Confiable?

¿Es la Biblia Confiable?

Los Cristiamos creemos que la Biblia habla la verdad acerca de Dios. Pero, ¿es la Biblia confiable?

Casi dos mil millones de personas en el mundo se llaman a sí mismos cristianos. Pertenecen a miles de grupos y subgrupos de los cuales cada uno difiere significativamente en la doctrina y en la práctica. Sin embargo, un común denominador en todos estos grupos, es la convicción de que la Biblia es una fuente de autoridad y es confiable. Solo hay que considerar lo que dice el catecismo católico:

Los libros inspirados [la Biblia] enseñan la verdad. “Entonces por lo tanto, todo lo que afirman los hagiógrafos, o autores inspirados, debe considerarse como afirmado por el Espíritu Santo, debemos admitir que los libros sagrados enseñan sólidamente, fielmente y sin error la verdad que Dios hizo consignar en dichos libros para nuestra salvación”.1

Todas las principales denominaciones del cristianismo afirman un compromiso similar con la autoridad y la inspiración de la Biblia. Pueden hacerlo con diferentes palabras y énfasis, pero al final todos los cristianos consideran la Biblia como una fuente de verdad acerca de Dios, de sí mismos y de lo que deben hacer, con el fin de estar en una relación correcta con Dios. ¿Esta bien fundada la confianza de los cristianos en la Biblia? ¿Es la Biblia confiable?

Dependencia Completa

Veamos primero lo que significa confiar plenamente en alguien o algo. Cada día confiamos en cosas que no conocemos o no entendemos completamente. De hecho, con regularidad, ponemos nuestras vidas en un hilo sobre la base de confianza.

En los últimos dos años, probablemente he tomado un centenar de vuelos. Puse mi vida en las manos de ingenieros, mecánicos, pilotos, controladores de tráfico aéreo y otras personas que no conozco. ¿Por qué? Porque muchas personas de confianza me dicen—en el lenguaje religioso, “dan testimonio”—que el transporte aéreo es la manera más segura de llegar del punto A al punto B.

Yo no realizo una inspección previa al vuelo para asegurarme personalmente de que el avión esté en buenas condiciones. Confío en los pilotos. No me aseguro de que el combustible no esté contaminado. Confío en el fabricante. No verifico los credenciales de los pilotos. Confío en la empresa que los contrata.

¿Está mi confianza bien depositada? Bueno, me alegra informar que he tenido cien despegues y aterrizajes seguros.

No es descabellado decir que cuando se trata de los temas más importantes en la vida, nos basamos en pocos testigos. Por ejemplo, no tengo ninguna prueba de que mi madre es verdaderamente mi madre. Tan importante como esto sea en la formación de lo que soy, yo creo que mi madre es mi madre, basado en sólo unas cuantas personas fieles en las que confío. No he tenido pruebas de ADN que demuestren tal afirmación, vivo mi vida todos los días dependiendo de lo que algunos testigos me han dicho.

Del mismo modo, no tengo ninguna prueba de que mi esposa me ama. Ella me dice que sí y actúa de manera coherente con el amor, pero podría ser un engaño. Pero aún así, sigo viviendo cada día como si fuera verdad. Dependo de ello. Confío en ella.

Mi punto es el siguiente: cada día dependemos de unas pocas personas de confianza cuando se trata de los asuntos más importantes de la vida. Ponemos nuestra vida y felicidad en ellos y lo hacemos sin ninguna prueba científica ni objetiva; mejor, simplemente confiamos en que otros nos dicen la verdad.

El hecho que consideres la Biblia como fiable depende probablemente de las personas de tu confianza. Hay dos mil millones de cristianos que confían en que la Biblia les dice la verdad acerca de Dios: ellos han depositado su vida en ella; “dan testimonio” de que es cierto.

Pero no están solos. Hay académicos, historiadores y arqueólogos que han estudiado la Biblia en profundidad y dan testimonio de que es digna de confianza. Vamos a considerar lo que sólo uno de estos campos -la arqueología bíblica- tiene que decir.

Arqueología Bíblica

Ron Hendel, especialista en la Biblia hebrea define la arqueología bíblica como una “rigurosa correlación de los datos textuales de la Biblia y las pruebas materiales de la arqueología”.2 Esta correlación no sólo es posible, sino que ayuda a dar sentido tanto a los textos bíblicos como a la evidencia material. De hecho, cuando los arqueólogos recuperan los restos de una cultura humana, se hace mejor cuando los resultados pueden estudiarse junto con otros textos antiguos, más o menos contemporáneos.

Decenas de revistas y periódicos se dedican a la arqueología bíblica.3 Estas publicaciones no existirían si no hubiera una gran cantidad de datos que se correlacionan con los restos de las culturas materiales. La arqueología ayuda a aclarar y confirmar mucho de lo que encontramos en la Biblia y la Biblia ayuda a aclarar y confirmar mucho de lo que los arqueólogos descubren.

Los arqueólogos han excavado en Egipto, Siria, Palestina y Mesopotamia durante cientos de años; han recuperado y analizado innumerables artefactos de la cultura humana. Sin embargo, sólo el 5 por ciento de los sitios mencionados en la Biblia se han estudiado y ninguno de ellos se ha agotado. Todavía hay mucho trabajo por hacer. Esto significa que hay límites a lo que la arqueología puede decirnos, aunque corroboran partes del texto bíblico.

Por ejemplo, la arqueología confirma que los camellos eran realmente domesticados durante la época de Abraham, como lo indica el Génesis (Génesis 24:10-64), pero no puede afirmar que Dios le habló a Abraham para a establecer un pacto con él (Génesis 12:1-3).4 La arqueología confirma que los pueblos de Galilea tenían sinagogas durante el tiempo de Jesús (por ejemplo, Lucas 4:16-305), pero no puede afirmar que en un día determinado Jesús predicó este o aquel sermón.

Este hecho es la razón por la cual los textos escritos son exclusivamente importantes. En pocas palabras, la arqueología no puede desenterrar todo lo que sucedió en el pasado, y ciertamente no puede desenterrar a Dios. Ya que la Biblia trata fundamentalmente acerca de Dios y sus acciones para rescatar y reparar el mundo, la arqueología, por naturaleza, debe permanecer en silencio respecto de las partes más importantes.

Pero si bien, por más que excavemos, no se puede probar ni refutar completamente la Biblia, la verdad de la existencia de las personas, los lugares y las costumbres de la Biblia se hace evidente.

La Confiabilidad de la Biblia

Al final, podemos decir que la Biblia es tan confiable como Dios lo quiso. Para reconocer esto, hay que considerar también lo que no estaba destinada a ser. No es una guía completa de la flora y fauna de la Tierra Santa. No es un manual de medicina para el tratamiento de enfermedades y lesiones.

Si tratamos de convertir la Biblia en lo que no es, entonces, no cumplimos con el propósito para el cual Dios nos la dio. Decir que la Biblia es confiable es una declaración de fe. No podemos demostrarla como tampoco podemos demostrar el amor de una madre. Como la mayoría de las cosas importantes en la vida, las tomamos en la fe.

Esto quiere decir que la Biblia es confiable para lo que dice ser. No más. No menos. Puede ser vista como lo hacen miles de millones de personas que confían en ella: una colección de libros inspirados por Dios y “útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia”.6

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  1. Catecismo de la Iglesia Católica, párrafo 107.
  2. Ron Hendel, “Giants at Jericho,” Biblical Archaeological Review 35, no. 2 (2009), 20.
  3. Biblical Archaeological Review y Biblical Archaeology son dos ejemplos.
  4. Ken A. Kitchen, On the Reliability of the Old Testament (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 2003), 338.
  5. Evans, 38–62.
  6. La Sagrada Biblia, 2 Timoteo 3:16.
  7. Crédito de Foto: Photobac / Shutterstock.com.