Entre a casi cualquier tienda minorista justo después del Día de San Valentín y será saludado por un muro de canastas de color pastel, huevos plásticos, jaleas y—tal vez lo más famoso de todo—conejitos de chocolate. Ahí se entera de que viene la Pascua.
Desde la década de 1840, la festividad cristiana de Pascua, que celebra la resurrección de Jesús, ha ganado aceptación en el mundo secular de Estados Unidos. Hay desfiles, fiestas y elaboradas búsquedas de huevitos; incluso la Casa Blanca se suma a la acción con su propia búsqueda de huevitos anual en el césped.
Aunque las tradiciones de Pascua varían, un relato dice que el conejito de Pascua trae a los niños afortunados regalitos antes del amanecer en la mañana de Pascua. Así que para los niños de Occidente—en particular en los Estados Unidos—el conejito de Pascua se ha vuelto uno de los símbolos más reconocidos de esta festividad cristiana.
¿Cómo sucedió? ¿De dónde viene eso de que el Conejito de Pascua tiene que ver con Jesús?
El Significado de Pascua de Resurrección
Pascua es un festival cristiano o día santo que conmemora la resurrección de Jesús al tercer día después de su crucifixión. Consideradas juntas, la crucifixión y la resurección constituyen los eventos centrales de la fe cristiana. No es muy aventurado decir que sin la resurrección no hay cristianismo, así que queda claro porqué los seguidores de Cristo empezaron a celebrar el evento desde los inicios.1
Como con todas las cosas humanas, hubo debates acerca de la mejor manera y el mejor momento para celebrar la Pascua de Resurrección. Algunos querían seguir asociándola con la Pascua judía en el día 14 del Nisán del calendario hebreo. Pero esa fecha podía caer en cualquier día de la semana, mientras que la resurrección de Jesús ocurrió un domingo. Por tanto, los cristianos de occidente decidieron asegurarse de que la festividad fuera un domingo.
Entonces, los líderes de la iglesia dieron con una fórmula específica: Pascua se observa el primer domingo a continuación de la luna llena posterior a equinoccio vernal; esto es, el primer día de primavera en el hemisferio norte. Por consiguiente, Pascua en Occidente puede caer entre el 22 de marzo o el 25 de abril.2
La importancia de Pascua en el calendario cristiano aumentó con la adición de otros días de gran importancia. El Viernes Santo marca el día en que Jesús fue crucificado. La Semana Santa conmemora los eventos en la vida de Jesús que derivaron en su crucifixión y resurrección. La temporada de Cuaresma establece un período de cuarenta días de preparación con oración, ayuno y reflexión previos a la celebración de Pascua de Resurección.3
Debido a la Pascua, los cristianos creen que la muerte no es la última palabra. Al final, todos aquellos que pertenecen a Jesús un día se sacudirán del yugo de la muerte y vivirán de nuevo en la gloria.
Entonces, si la Pascua es la celebración de la resurrección de Jesús de entre los muertos y lo que eso significa, ¿cómo llegó a asociarse con ella al conejito de Pascua?
¡Liebres y Conejos y Conejitos! ¡Dios Mío!
A fin de entender cómo y por qué el conejo fue asociado con la Pascua, tenemos que remontarnos a la antigua Mesopotamia y Siria. Hace tres mil años, las liebres simbolizaban la muerte y el renacimiento para estos pueblos antiguos. Con el tiempo, las asociaciones hechas con las liebres se pasaron a los conejos porque comparten muchas características.4
Esta asociación con la muerte y el renacimiento puede ser el porqué los conejos eran representados en tumbas del mundo grecorromano. Los primeros cristianos adoptaron al conejo como símbolo para sus tumbas también.5 Como puede ver, ha existido una conexión de larga data de las liebres y los conejos con la muerte y el renacimiento; o, en el sentido cristiano, con la resurrección.
Además, en el mundo grecorromano, los conejos también eran asociados con lujuria y exceso sexual. Esta idea ha perdurado: es algo que podemos ver cuando Hugh Hefner llamó a sus playmates “conejitas”. La conexión entre conejos y sexo era obvia, considerando la frecuencia con que se encuentra a conejos en actividad sexual y pariendo crías. Incluso hoy, es probable que todos hayamos escuchado la frase “reproducirse como conejos”.
En el mundo antiguo, se decía que los conejos servían a diversos dioses del amor, la vida, la muerte y la inmortalidad.6 Durante el Renacimiento (un período que trae a la mente el mundo clásico), el arte que representa conejos correteando sugiere placer sexual sin restricciones. En vista de esta asociación y la llegada de la primavera en el Hemisferio Norte —que señala el renacimiento de la tierra después del invierno—las liebres y los conejos se transformaron en símbolos de fertilidad en la Europa precristiana.7
La Llegada del Conejito de Pascua
La conexión directa entre Pascua y conejos se forjó en algún momento de los siglos XVI y XVII en Europa.
Algunos trazan la palabra en inglés Easter (Pascua de Resurección en español) a la diosa alemana de la fertilidad Eostra, que en algunas tradiciones incluso estuvo asociada con liebres.8 Sin embargo, cada vez son más los académicos que piensan que puede haber surgido de una palabra nórdica para "primavera", que en la forma alemanizada es ostern.
Es muy probable que el nombre de la diosa también fuera derivado de la palabra local para primavera, pero es imposible decir cuál llegó primero. Lo que es claro es que diversos símbolos de fertilidad—huevos, conejos y azucenas—que ya estaban arraigados en la cultura quedaron firmemente relacionados con la festividad cristiana conocida en Europa Occidental y Norteamérica como Pascua de Resurrección.
Jesús y el Conejito de Pascua
En los últimos doscientos años, el día santo de los cristianos se ha vuelto cada vez más un feriado folclórico secular. Hacia los años 1890, los aspectos paganos y folclóricos de la Pascua como celebración de la primavera quedaron plenamente establecidos y fueron comercialmente explotados en América.
Ropa nueva, desfiles, dulces y búsqueda de huevitos se han tornado expresiones culturales clave, aunque el número de personas que celebra el significado religioso de la festividad declinó en la segunda mitad del siglo XX.
Al final, el conejito de Pascua no tiene nada que ver con Jesús directamente. No hay nada en la Biblia ni en la tradición cristiana que los vincule. Y sin embargo, las asociaciones “paganas” de la liebre y el conejo con la fertilidad, la vida, la muerte y el renacimiento se mantuvieron lo bastante cerca a la superficie cultural como para encontrar expresión junto a la potente afirmación religiosa de que Jesús había conquistado a la muerte.
Si el arte, las leyendas y los mitos del pasado nos enseñan algo, es que los seres humanos anhelan vivir, amar y ser amados, reproducirse y vivir más allá de la muerte. La resurección de Jesús—el elemento central de la Pascua—refleja esos anhelos y expresan una afirmación dramática: llegará el día en que la muerte sea engullida por la victoria.9