¿Cómo puede Dios estar activo en nuestras vidas si no está aquí con nosotros?
"Ya estamos totalmente en presencia de Dios. Lo que falta es conciencia de ello."David Brenner
Alguna vez has volteado a tu alrededor y te has preguntado, ¿Dónde está Dios?
Tal vez, para ti, este fue un día particularmente hermoso afuera; pudiste sentir el sol de la tarde dando calor a todo tu cuerpo. Tal vez te preguntaste, ¿Está Dios aquí en esta belleza? O quizás fue lo contrario. Un momento difícil, seguido por otro reto...y otro y otro. ¿Has auto evaluado tu vida, sacudido tu cabeza y te has preguntado, “Dónde está Dios en medio de todo este dolor”?
Tal vez has escuchado que Dios vive en el cielo. Pero el cielo puede parecer muy lejano, ¿no? De hecho, a veces se siente como si Dios no estuviera cerca en absoluto—especialmente cuando pasan cosas malas en nuestras vidas.
Sin embargo la Biblia con frecuencia describe a Dios como un padre que protege y provee para sus “hijos e hijas.”1 Pero si Dios es un padre espiritual que es activo en las vidas de sus hijos, ¿dónde está? ¿Cómo puede estar tan lejos de sus hijos?
La Trinidad
Para empezar, no debemos caer en la trampa de pensar en Dios de la misma manera en la que pensamos en cosas terrenales. Dios no está sujeto a limitaciones humanas. Si alguien nos pregunta dónde estamos, sólo hay una respuesta veraz; sólo podemos estar en un lugar a la vez.
Esto no es lo mismo para Dios. Dios puede estar en todas partes al mismo tiempo. Aunque puede ser difícil de entender, esto es lo que la gente de fe cree. Ellos creen que Dios está presente con todos al mismo tiempo. Simultáneamente, Dios está en el cielo.
El concepto cristiano de la Trinidad es clave aquí. Los cristianos entienden a Dios como “tres-en-uno”: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.2 Estas tres personas son distintas pero están unidas; tres personas forman un sólo Dios.
¿Cómo nos puede ayudar esto a responder la pregunta de dónde está Dios? Bueno, echemos un vistazo.
Dios el Padre: Dios está en el Cielo
Dentro de la Biblia, Dios el padre es descrito como “el Dios del cielo,”3 y el cielo se llama “la casa de Dios.”4 De hecho, en Isaías 66:1, el mismo Dios dice, “El cielo es mi trono, y la tierra, el estrado de mis pies.”
Existen otros innumerables casos que demuestran la residencia de Dios en el cielo. Incluso la misma palabra de Dios refleja esto. Él promete “Voy a hacer que les llueva pan del cielo” para el bien de los israelitas.5 Entonces, después de revelar los Diez Mandamientos, Dios le dice a Moisés, “Diles lo siguiente a los israelitas: ‘Ustedes mismos han oído que les he hablado desde el cielo.’”6
Después del Éxodo, los profetas Hebreos repetidamente suplicaron al Señor que “escuchara [sus plegarias] desde el cielo.” 7 Estaban seguros de la ubicación de Dios.
Pero esto no terminó con el Antiguo Testamento. Incluso Jesús nos instruyó a llamar a Dios “padre nuestro que estás en el cielo” cuando oramos.8 En Juan 17:1, Jesús mismo mira “al cielo” y ora al padre.
Los cristianos creen que, como nuestro Padre en el cielo, Dios nos ama como un padre ama a sus hijos. Pero, ¿cómo puede Dios activamente amarnos como un padre si él está en el cielo y nosotros estamos en la tierra?
Dios el Hijo: Dios está en la Tierra
Hay algunos casos en el Antiguo Testamento que hablan sobre Dios el padre viniendo a la tierra—quizás más notablemente como una columna de humo o fuego cuando conduce a los israelitas fuera de Egipto.9 Sin embargo, los cristianos señalan un ejemplo principal de la presencia de Dios en la tierra: Jesús.
Los evangelios afirman que el Hijo de Dios vino a la tierra en la persona de Jesucristo. Es por esto que Jesús es a veces llamado Emmanuel, que significa “Dios con nosotros.”10
Los evangelios describen a Jesús como una persona humana que nació en un momento determinado de la historia; una persona que vivió en una parte específica del mundo por un determinado período de tiempo. Pero Jesús no era sólo un ser humano; fue “concebido por obra del Espíritu Santo.”11 Como a menudo lo dicen los cristianos, Jesús fue completamente Dios y completamente hombre. Jesús es Dios hecho carne.
A lo largo del Nuevo Testamento, Jesús es descrito como el Hijo de Dios.12 La Biblia nos dice que Jesús vivió entre nosotros, murió por nuestros pecados, fue resucitado tres días después y ascendió a los cielos para sentarse a la diestra de Dios padre.13
Aunque esto puede parecer extraño, la pregunta más importante que hay que plantearse aquí es: ¿Por qué Dios vendría a la tierra como un ser humano? Según la Biblia, Jesús vino a “salvar a su pueblo de sus pecados.”14 Dios se convirtió en una persona humana para nuestra salvación.
Sí, la Biblia dice claramente que Jesús vivió en la tierra. Y Sí, la Biblia también dice claramente que Jesús murió.15 Pero las buenas noticias, según el Nuevo Testamento, son estas: Jesús no permaneció muerto. Los evangelios dicen que en el tercer día después de la crucifixión, Jesús conquistó la muerte y resucitó.16 Después de esto, Jesús permaneció con sus discípulos durante varias semanas, enseñándoles y animándoles.
Finalmente les dijo que debía ir a casa de su Padre para preparar un lugar para ellos.17 Jesús reunió a sus discípulos, habló con ellos una última vez, y luego “fue llevado al cielo.”18
Sin embargo ese no es todavía el final de la historia. La Biblia nos dice que Cristo “aparecerá por segunda vez.”19 “El Señor mismo descenderá del cielo...Y así estaremos con el Señor para siempre.”20 Ahora, en el cielo, Jesús espera su momento para volver.
Pero, ¿y mientras tanto? Claro, Jesús estuvo una vez en la tierra—pero ahora está en el cielo. ¿Cómo nos ayuda esto en el presente?
Dios el Espíritu: Dios está en todas partes
Antes de que Jesús ascendiera al cielo, prometió que no dejaría a los creyentes por sí solos. Jesús le aseguró a los discípulos, “Yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre.... [Y] el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho.”21
El Espíritu Santo—Dios el espíritu—es la última persona de la Trinidad. Después de la muerte de Jesús, Dios el padre envió al Espíritu como una fuente de fuerza, dirección y confort en este mundo atribulado.22 Los cristianos creen que a través del Espíritu, Dios continúa guiando a sus seguidores que están aquí en la tierra.
El Espíritu Santo está presente en todas partes, tanto en la tierra como en el cielo. Salmo 139: 7–10 nos enseña esto:
¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu?
¿A dónde podría huir de tu presencia?
Si subiera al cielo,
allí estás tú;
si tendiera mi lecho en el fondo del abismo,
también estás allí.
Si me elevara sobre las alas del alba,
o me estableciera en los extremos del mar,
aun allí tu mano me guiaría,
¡me sostendría tu mano derecha!
Los cristianos concluyen de estos versículos que Dios está presente en todas partes, activamente amando, guiando y protegiendo a su gente.
Entonces ¿qué hace el Espíritu Santo? El Espíritu Santo “los guiará a toda la verdad.”23 El espíritu provee regalos “de sabiduría y de entendimiento... de consejo y de poder... [Y] de conocimiento y de temor al Señor” al pueblo de Dios.24 Los cristianos deben confiar en este sentido interno de la dirección de Dios cuando se trata de hacer decisiones sabias. Isaías 30:21 dice: “Ya sea que te desvíes a la derecha o a la izquierda, tus oídos percibirán a tus espaldas una voz que te dirá: ‘Éste es el camino; síguelo.’”
Jesús dijo a sus discípulos que conocerían a Dios el Espíritu, “porque vive con ustedes y estará en ustedes.”25 Dios el Espíritu es una presencia activa en la vida de la gente de Dios—el Espíritu está en todas partes en todo el pueblo de Dios. El Espíritu nos guía; nos alimenta espiritualmente y transforma a la gente de ser personas que una vez vivieron para sí mismos, a ser personas que ahora viven “para el que murió por ellos y fue resucitado.”26
En todas partes a la vez
Entonces, ¿cuál es? ¿Dios está en el cielo o Dios está en todas partes en la tierra? Bueno, la respuesta es ambas.
Dios no está meramente en el cielo. Dios está aquí, participando activamente en nuestras vidas—ya sea que siempre reconozcamos o no su presencia. Dios el padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu juntos nos enseñan que incluso en el peor de los tiempos, Dios no nos ha abandonado.
En días en los cuales parece que Dios no está alrededor, podrías encontrar consuelo en estas palabras: “Reconoce y considera seriamente hoy que el Señor es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y que no hay otro.”27