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Conozco a los hombres, y puedo afirmar que Jesucristo no era un simple hombre. Entre él y cualquier otra persona en el mundo, no hay comparación posible.Napoleón1
El hecho de que si Jesús era un hombre simple o Dios encarnado es debatible. El hecho de que tuvo una mayor influencia en la historia de la humanidad que cualquier otra persona, en realidad no lo es.
La Biblia, el libro que nos cuenta más de Jesús que ningún otro libro, es el "Best-Seller" (más vendido) de todos los tiempos.2 Más personas han visto películas de Jesús que de ningún otro personaje histórico.3 Más de dos mil millones de personas -cerca de un tercio de la población mundial- se denomina cristiana y orientan sus creencias y vidas en torno a Jesucristo.4 Inclusive el calendario que usamos está marcado a partir del nacimiento de Jesús.
¿Así que quién es éste hombre? En particular, ¿qué dice la historia acerca de él? ¿Y por qué su influencia ha perdurado tanto? ¿Quién es Jesús?
Un Judío al Principio del Siglo Primero DC
En algún momento alrededor del año 4 AC, Jesús nació como hijo de una joven pareja de campesinos instalada en Galilea, una región en el lado Este del Imperio Romano.5 Cuando Jesús nació, Herodes el Grande dirigía Galilea como un rey que gobernaba con el beneplácito de Roma.
Se sabe muy poco sobre la niñez de Jesús. Creció en un pequeño pueblo llamado Nazareth, donde su familia probablemente hablaba arameo.6 Había tenido hermanos y hermanas y se hizo carpintero según el oficio de su familia.7
Sus enseñanzas posteriores demuestran que tuvo una buena educación y posiblemente estudió bajo la dirección de un rabino judío. Cuando tenía treinta años, su madre aún vivía, pero dado que no se menciona a José, es probablemente que ya hubiese fallecido.8
Un Maestro, Taumaturgo y Potencial Mesías
Alrededor de los treinta años, Jesús dejó atrás su vida privada en Nazareth y emprendió una vida pública enseñando y predicando en Galilea y más allá. Su primer "sermón" en una sinagoga judía dejó atónita y desafió a su audiencia.9
También empezó a realizar milagros, que posteriormente relataron testigos.10 Flavio Josefo, un famoso historiador judío, describió a Jesús como "un hombre sabio (...) un obrador de hechos asombrosos y un maestro de la gente”.11
Posteriormente, cuando los rumores bullían sobre quién era Jesús, uno de los seguidores lanzó: “Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo”.12 Jesús alabó la observación de Pedro, pero le dijo a los discípulos que mantuvieran esta revelación en bajo perfil. Sabía que las historias de un nuevo rey en Israel se traducirían en medidas inmediatas y decisivas de los romanos en contra de él.
En el primer siglo DC, muchos judíos añoraban la liberación de la ocupación romana. Tenían puesta su esperanza en un líder que los liberaría del yugo de Roma.
Pero Jesús tenía una misión distinta. Venía a liberarlos, sí, pero de algo más que la contingencia política. Jesús vino a ser un rey de reyes distinto y ofrecer un tipo de libertad distinto.
Cuando tenía intercambios con líderes del pueblo, Jesús siempre desafiaba sus categorías. Sanó a los impuros en vez de evitarlos. Se hizo amigo de gentiles, cobradores de impuestos y prostitutas en vez de rehuirlos. Incluso se asoció con soldados romanos e instruyó a los judíos que pagaran impuestos a Roma.
¿Cómo podía ser su Mesías un hombre como este?13
Un Revolucionario Que Fue Ejecutado
Todo llegó a su punto culminante durante la semana de Pascua el año 30 DC o alrededor de esa fecha.14 Cuando Jesús entró en Jerusalén para celebrar el festival, al principio la gente le dio la bienvenida como a un rey.15
Con su popularidad en aumento, visitó el templo y lamentó su deterioro al convertirse de una casa de oración en un mercado de la hipocresía. Y cuando se hizo evidente que Jesús siempre sería una amenaza para los líderes del templo, sus sistemas de control y sus ambiciones políticas, los líderes religiosos se dispusieron a deshacerse de él.16
Una noche antes de la Pascua, Jesús fue arrestado e interrogado por autoridades judías y romanas. Al día siguiente, la multitud estaba en contra de él. Pilatos, el gobernante romano de Judea, cedió a los deseos de esta multitud y sentenció a Jesús a ser ejecutado por insurrección.
La crucifixión de Jesús es uno de los eventos mejor atestiguado en ese período de la historia. Cada uno de los cuatro evangelios en la Biblia dedica espacio significativo a su descripción.17 Escritores no bíblicos como Talus, Flavio Josefo, Mara Bar Serapión y otros también se refieren a ella. Incluso el gran historiador romano Tácito confirma: “El fundador [del Cristianismo], Cristo, había sido ejecutado durante el imperio de Tiberio por el gobernante Poncio Pilato”.18
Un Hombre Que Inició un Movimiento
Si la historia hubiese terminado con la muerte de Jesús, es posible que nunca hubiésemos sabido de él. A lo más, habría sido una nota al pie de página en la historia como otros pseudo mesías de esa época.
Sin embargo, tres días después de su ejecución, el cuerpo de Jesús desapareció de la tumba donde había sido depositado. Los guardias romanos quedaron confundidos y avergonzados. Se dieron excusas. Entonces, en un anuncio que tendría eco a través de los siglos, los seguidores afirmaron que Jesús estaba vivo: que ellos lo habían visto.
Jesús no había escapado ni engañado simplemente a la muerte: los crudos detalles de su crucifixión demostraron, sin duda, que él había muerto.19 Pero Dios lo había elevado de entre los muertos, dijeron, le dio un nuevo cuerpo, e hizo algo que cambiaría el mundo.
Cientos de personas profesaron haber visto a Jesús vivo en los días posteriores. El Jesús resucitado no sólo se había se aparecido a sus discípulos más cercanos, sino también a aquellos que dudaron de él y que se opusieron a él.
En las mentes de los seguidores de Jesús, esto reivindicó todas sus enseñanzas y declaraciones acerca de no solo ser el Mesías de Israel, sino el Señor y Salvador para todo el mundo. Su muerte, según la entendieron, había sido un sacrificio por los pecados de la humanidad.
Jesus experiementó las consecuencias del pecado para que todos quienes crean en él puedan experimentar el perdón y la vida eterna. Su propia victoria sobre la muerte fue precursora de la nueva vida para todos quienes elijan seguirlo.
Este mensaje evangélico se difundió rápidamente por las calles de Jerusalén hasta el corazón del Imperio Romano. Miles creyeron; después, millones. Hoy en día, sigue desafiando a todos quienes preguntan quién es Jesús.
“Todo sobre Cristo me asombra”, escribió Napoleón. “Busco en vano en la historia para hallar uno similar a Jesucristo, o algo que pueda aproximarse al evangelio. Ni la historia, ni la humanidad, ni las épocas, ni la naturaleza me ofrecen algo con que yo quede en condiciones de compararlo o explicarlo. Aquí todo es extraordinario”.20